¿Deberían legislarse la zoofilia y la fitofilia?

Mañana, domingo, se celebrará el casamiento de Piringo con un pajarillo santodominicano. Serán padrinos de esta original ceremonia Don Juan Barrigón y Doña Catalina Rebozo de Harina. Durante la reunión que los contrayentes ofrecerán a sus familiares y amistades con el propósito de festejar su inusitado enlace, el padrino ejecutará algunas piezas musicales mediante el exótico instrumento en el cual es especialista: la "caja", de la que consigue arrancar extraordinarios y melodiosos acordes con su arco especialmente construido con una rama seca de Hordeum murinum (Cola de ratón).
La noticia de este singular acontecimiento nos llegó de boca de nuestra abuela, y muchos de nuestros amigos fueron enterados por las suyas (las abuelas de ellos, no las de usted, benévolo lector)[1]. [2]
Un tanto sorprendidos por el anuncio, decidimos investigar si esta original situación de un hombre contrayendo matrimonio con un ave macho -el pajarillo de Santo Domingo cuyo nombre no fue mencionado por nuestra abuela- tiene antecedentes registrados, pero no logramos hallarlos. Encontramos, sí, muchos casos muy similares, algunos de los cuales procedemos a describirle.
En los albores de la humanidad, según los griegos, cuando ya en el Olimpo reinaba el extravagante -por no decir otra cosa- Zeus entre los doce dioses de la Asamblea, cargo arrebatado a su titánico padre Cronos, aquél se dedicó principalmente a gobernar divirtiéndose, para lo cual se casó -o similar- con cuanta diosa o mortal se le cruzó por delante, engendrando una enorme y polifacética cantidad de hijos, dioses algunos y semidioses la mayoría, según que agarrara como madre de turno a una diosa o a una mortal.
No siempre le fue fácil; a pesar de sus enormes poderes, en muchas ocasiones no tuvo más remedio que recurrir a ardides para lograrlo.
Debutó con su hermana gemela, Hera. Como descontaba que ella no lo iba a aceptar como marido, se transformó en un pájaro, un cuco o cuclillo, (Cuculus canorus) (igual al que nos quiebra la monotonía a los que tenemos un reloj "cucú") embarrado, y cuando ella se compadeció de él y lo calentó cariñosamente en su seno, la violó. Por vergüenza, Hera se vio obligada a casarse con él, y tuvieron una noche de bodas que duró trescientos años. De ese matrimonio nacieron tres hijos: Ares, Efesto y Hebe.
No es para tanto, tres hijos en más de trescientos años, nosotros tuvimos cuatro en dieciocho, y nuestra hermana Beatriz (pero cada uno por separado), cinco en ocho años.
Fue la primer boda entre un pájaro macho y una diosa mujer.
A esta altura de nuestro divague debemos aclarar que decidimos no distinguir en la investigación entre dioses y hombres (y diosas y mujeres, agregarían Tabaré y sus imitadores, tergiversando nuestro hermoso y racional idioma, a pesar de su intrínseco e incambiable origen machista[3]), considerándolos de distintas especies. No lo hicimos por dos motivos: la diferencia más relevante entre ellos es que los primeros eran inmortales[4] (aunque actualmente están todos muertos, lo cual demuestra que era una falsa diferencia), y además que hemos oído a muchos mortales y mortalas decir de sus parejas: "hace el amor como los dioses" lo cual los iguala, aumentando nuestra confusión. También los que hacen la comparación, deben haberlo hecho con los dioses, de lo contrario ¿cómo lo sabrían?
Obviado este detalle, ésta que acabo de narrar fue la primer boda pájaro-mujer, ésas sí dos distintas especies, es decir un casamiento heteroespecial.
No contento con su hazaña (¡qué botija este Zeus, che!), después de algún tiempo, tal vez algunos milenios, y de muchas persecuciones, bodas e hijos, se enamoró de Leda, una mortal casada con el rey Tindáreo, y la misma noche en que ellos (el matrimonio) habían tenido su relación íntima, se convirtió en un cisne (Cygnus olor) para engañarla y repitió lo que había hecho con Hera. De esas uniones casi simultáneas Leda quedó embarazada, y como es lógico (qué otra cosa podía esperar de la unión sexual con un cisne), puso un huevo, del que nacieron cuatro hijos: Cástor, Polux, Helena (la que después fue de Troya) y Clitemestra. Gran confusión: los cronistas (Lactancio, Higinio, Homero, Píndaro, etc.) no se ponen de acuerdo sobre cuáles de éstos eran hijos de Zeus y cuáles de Tindáreo. Los dioses olímpicos eran omnipotentes pero no omnisapientes; no conocían las pruebas de ADN (o les importaba un pito conocer la paternidad, sólo les importaba un pito).
Éste fue el segundo matrimonio entre un ave -el cisne- y una mujer. No puede considerarse violación por cuanto Zeus, como dios todopoderoso, no hubiera tenido problemas cada vez que se le hubiera antojado violar a alguien, como lo hizo con su hermana gemela; si recurrió a transfigurarse y otras yerbas, fue porque de ese modo iba a ser aceptado. Y ésto vale para cada uno de los casos que les seguiremos contando.
En otra ocasión el inefable Zeus se enamoró de Europa y decidió seducirla. Se transformó en un toro (Bos taurus) blanco. Cuando Europa y su séquito recogían flores cerca de la playa, ella vio al toro y acarició sus costados, y viendo que era manso, se le subió. Zeus aprovechó esa oportunidad y corrió al mar, nadando con ella sobre su lomo hasta la isla de Creta, donde la hizo suya bajo un plátano y la convirtió en reina (en todos los sentidos, fue la primer Reina de Creta). De este matrimonio nació Minos.
Gustave Moreau - El rapto de Europa
Según Diodoro Sículo, Pausanias, Virgilio y Apolodoro, el dios Poseidón, para vengarse de una afrenta que le había hecho Minos, hizo que Pasífae, la mujer de éste, se enamorara de un toro blanco. “Ella confió su pasión zoofílica a Dédalo, el famoso artífice ateniense que vivía desterrado en Cnosos deleitando a Minos y a su familia con las muñecas de madera animadas que construía para ellos. Dédalo prometió ayudarla y construyó una vaca de madera hueca que cubrió con un cuero de vaca. Le puso ruedas ocultas bajo las pezuñas y la llevó a la pradera de las cercanías de Gortina donde el toro de Poseidón pacía bajo las encinas entre las vacas de Minos. Luego de enseñar a Pasífae cómo se abría la portezuela corrediza situada en la parte trasera de la vaca, y de ayudarla a entrar con las piernas metidas en los cuartos traseros, se retiró discretamente. El toro blanco no tardó en acercarse y montar a la vaca de madera (de donde se deduce sin duda que Dédalo también afirmó las ruedas al piso), de modo que Pasífae vio satisfecho su deseo y a su tiempo dio a luz al Minotauro, monstruo con cabeza de toro y cuerpo humano”.
También Dionisos sedujo a la ninfa asiática Alfesibea, “la que trae muchos bueyes”, en figura de tigre (Panthera tigres).
Cambiemos un poco de panorama, ya que en todas partes se cuecen habas y también se consuman los no tan extraños fenómenos que nos ocupan.
Hemos detectado en el Ramayana, la gran epopeya hindú, que el dios Indra hizo con una ninfa lo mismo que Zeus con Hera, también convertido en un cuco o cuclillo; y si bien no hemos logrado determinar el resultado de esa unión, podemos considerarlo otro matrimonio entre un pájaro y una mujer.
Un caso distinto y vicevérsico fue el de Sedna, diosa de los Inuit -que así se llaman a sí mismos los esquimales-, que fue seducida por un ave de la familia de los petreles, un fulmar boreal (Fulmarus glaciales), que tenía la mágica propiedad de transformarse, así que se convirtió en hombre (Homo sapiens) para seducirla y se casó con ella. Cuando Sedna supo que su marido era un pájaro, huyó de él, y se produjo otra interesante historia, pero no es éste su lugar. Este es el episodio más auténtico y propio de matrimonio heteroespecial, ya que el novio es originalmente un animal que se convierte en hombre para lograr su propósito.
Entre los indígenas –o indios- Arapaho de Norte América se cuenta que una muchacha arapaho mereció un sitio junto al pueblo del cielo, donde se convirtió en la esposa de un mancebo celeste quien bajo la forma de un puerco espín (Erethizon dorsatum) la sedujo para llevarla a su hogar sobrenatural. ¡Sobre gustos no hay nada escrito! ¿Sería masoquista?
En todos estos casos se trata de matrimonio entre un animal macho con una mujer. Continúan siendo casamientos heteroespeciales (distintas especies) pero al mismo tiempo heterosexuales (distintos sexos).
Pero nuestro caso de Piringo -obviamente varón, mirá si una dama se va a llamar así- y nuestro "pajarillo de Santo Domingo" -también claramente macho, de lo contrario nuestra abuela nos hubiera dicho "una pajarilla"- no es el mismo. Es un matrimonio entre un hombre y una ave macho, distintas especies pero iguales sexos, una unión heteroespecial y al mismo tiempo homosexual.
Finalmente, en nuestra búsqueda, nos topamos con una extraordinaria perla al leer en la Metamorfosis de Ovidio, (Capítulo VI, 125) que Baco –el Dionisos griego, dios del vino- sedujo a Erígone, hija de Icario, ¡tomando la forma de un racimo de uvas!. Que sepamos, los racimos de uvas son asexuados y vegetales, por lo que éste es un caso de matrimonio heterogeneral (entre diferentes géneros, no ya especies) y de algún modo heterosexual (entre un ser femenino y uno asexuado, en definitiva distintos sexos). Tuvieron un hijo: Estáfilo “el racimo de uva”. ¡Qué original y rebuscado era Dionisos! ¿Cómo se las habrá arreglado?
Y después de todo esto, ¿habrá que complementar o cambiar la legislación?
Logos Lúdico
Carlos Abraira
Bibliografía:
· Arte y mito – Miguel Ángel Elvira Barba – Silex, Madrid, 2008
· El héroe de las mil caras. Psicoanálisis del mito – Joseph Campbell – FCE, México, 1972
· Los mitos griegos – Robert Graves – Alianza, Madrid, 2007
· Metamorfosis – Ovidio – Cátedra, Madrid, 1995
· Ramayana – Valmiki – Iberia, Madrid, 1981
[1] Lo que nos dijo nuestra abuela, que recordamos bien porque era en verso y coincide casi exactamente con lo que informaron sus abuelas a nuestros amigos, fue textualmente: "Mañana es domingo, se casa Piringo con un pajarillo de Santo Domingo. ¿Quién es la madrina? Doña Catalina rebozo de harina. ¿Quién es el padrino? Don Juan Barrigón, que toca la caja con cola'e ratón".
[2] Nuestra abuela no nos informó sobre si la noche de bodas la pasarían Piringo y el pajarillo en un hotel o en una jaula (o en una jaula dentro de un hotel).
[3] Este tema será motivo de otra próxima nota-desvarío.
[4] Además se alimentaban exclusivamente de néctar y ambrosía; los mortales de lo que podían, como ahora. Y la otra diferencia, fundamental en nuestro caso, es que se podían transformar en cualquier cosa.
Genial Carlos. No paro de reir. En mi casa de infancia, en Concepción del Uruguay, mi abuela, uruguaya de Montevideo, lo ubicaba a Piringo como gay (o siguiendo tu línea, como pajarón, pq no se habia dado cuenta). Decia asi: "Mañana Domingo / se casa Piringo / con un soldadito / de Santo Domingo. Un Abrazo
ResponderEliminarGenial. Recién me acabo de dar cuenta cómo nos cantaban tan alegremente sobre un matrimonio gay (y heteroespecial, ja ja) sin ningún tipo de inconvenientes. Nuestras abuelas ya no están, pero sus hijos, nuestros padres, se escandalizaron.
ResponderEliminar¿ Y La rueda rueda? Exige a la madre dinero, la maestra le pega, y todos contentos de tomar vino juuuuuuaaa.
ResponderEliminar" con esta sí, con esta no" elige novia como al mejor postor y tiene que saber hacer cosas de la casa...horror